San Agustin Acasaguastlán
El municipio de San Agustín Acasaguastlán pertenece al
departamento de El Progreso, en la región nororiental de la República de
Guatemala. Cuenta con una extensión territorial de 358 km². El municipio cuenta
con altitudes variadas, ya que van de los 290 a los 1,790 msnm. Se encuentra a
una distancia de 92 Kms. de la ciudad de Guatemala y a 21 Kms. de la cabecera
municipal.
Colinda al norte con los
municipios de San Jerónimo y
Salamá (ambos del departamento de Baja Verapaz; al este con el municipio de
Morazán; al sur con los municipios de Guastatoya y el Jícaro (departamento de
El Progreso); al oeste con el municipio de San Cristóbal Acasaguastlán
(departamento de El Progreso).
Durante el período hispánico se le conoció al municipio de San Agustín
Acasaguastlán con el nombre de San Agustín de la Real Corona,
evidencia de esto se encuentra en el atrio de la iglesia colonial. Versión del historiador coronel Manuel García
Elgueta que el nombre se deriva del náhuatl acatzau que
significa lugar de garzas y aztlán que quiere decir torditos.
Su gentilicio es TINECO esto se debe a que su poblado es un Tenek pueblo de concentración indigen en la época colonial, son
hermanos del gentilicio HUASTECO o
GUASHTECO del municipio de San Cristóbal Acasaguastlán.
Curiosidades del Municipio:
DOS TORRES Y DOS LEONES,
corresponden al Escudo de Armas del Rey de España y que
representan a los Reinos de Castilla y León.
Es un templo único por muchos detalles
particulares, uno de ellos es que su templo Colonia tiene en su fachada un
particular escudo de la corona española.
Otra de sus curiosidades es
sin duda alguna su sitio arqueológico llamado GUAYTAN. Fue descubierto a
finales del siglo XIX. Durante sus excavaciones se descubrieron
diferentes artefactos de la antigua cultura maya en el lugar. También
hubo varios reportes acerca de estelas dentro del sitio.
Guaytán fue una ciudad maya que
existió desde el Período Maya Preclásico hasta el Clásico Tardío —1,001
a.C. al 1,539 d.C.—. Se estima que tuvo una ocupación de 1,150 años,
aproximadamente. La región fue conocida por su abundancia de
jade, lo cual la convirtió en un sitio donde se trabajó dicho
material. Cabe resaltar que el jade era la joya por excelencia de los
mayas. Hasta la fecha aún se puede encontrar esta piedra
en bruto en el lugar. El sitio arqueológico se encuentra
localizado en la aldea del mismo nombre, en el departamento de El Progreso.
Actualmente cuenta con más de 142 montículos, 2 juegos de pelota, 3 templos y una
plaza principal, así como piezas antiguas de la cultura maya y tumbas. Fue
declarado monumento arqueológico en 1970.
El lugar se encuentra sobre una pequeña
colina, la cual posee vistas a los 4 puntos cardinales. Por un lado se ve el
Valle de Motagua, por el otro la Sierra de las Minas. Esto posiblemente fue un gran
atractivo para los pobladores mayas que ocuparon la ciudad, ya que podían
prevenir cualquier ataque de sus enemigos desde las alturas.
FERROCARRIL
En 1897 se
inauguró el tramo de San Agustín Acasaguastlán a Puerto
Barrios del Ferrocarril del Norte. En ese entonces Guatemala del Norte era una
región no explorada y la construcción de la línea férrea fue el inicio de la
explotación industrial y comercial de la región. Cuando se viaja al norte o al oriente del país por la
ruta al Atlántico una de las paradas estratégicas es en El
Rancho, San Agustín Acasaguastlán, El Progreso, en el kilómetro 82. El receso puede ser para tomar un caldo de gallina
criolla, que es el plato que identifica el lugar, llevar a cabo una
transacción bancaria o para ingerir una bebida fría y así aplacar el
agobiante calor de la región. “Se mantiene entre 35 y 38 grados”,
coinciden algunos vecinos.
Pero esta área, que se encuentra a la orilla de la carretera y
que los lugareños conocen como el caserío Las Champas, es apenas la parte visible de la aldea El Rancho
que aspira a convertirse en municipio. Cuatro kilómetros adentro, al virar en
el 82, se encuentra el casco central habitado por 12 mil 700
vecinos, donde converge un
ambiente de prosperidad comercial con el fantasma de los recuerdos del
ferrocarril de finales del siglo XIX y principios del XX.
En la aldea tampoco falta el toque que caracteriza a los
pueblos del oriente, asentados en el serpenteado recorrido del río Motagua,
como los son las leyendas. Es común, aunque cada vez menos, escuchar
a los longevos relatar historias a los nietos de la llorona, el
duende, el jinete sin cabeza, la siguanaba, el sisimite, el cadejo y otros
personajes más propios de la tradición oral de la región.
Un recorrido breve por la población permite
observar las antiguas instalaciones de la estación del tren, el cual se pretende convertir en museo; la iglesia
católica construida en 1934; el parque central, adornado con árboles de laurel
de la India; las huellas del puente Orellana que sucumbió en el 2010
por el Ágatha, y contemplar el río Motagua. Si se cuenta con más
tiempo también se pueden visitar algunos vestigios de sitios precolombinos
que se localizan en la periferia de la comunidad.
Puente Orellana: El Puente Orellana (El Rancho – Guatemala) se merecería cumplir sus 100 años en pie, porque nos estamos acercando al centenario de la puesta de su primera piedra. El Puente Orellana fue una estructura levantada sobre el Río Motagua a la altura de la localidad de El Rancho, en la municipalidad San Agustín Acasaguastlán, El Progreso – Guatemala. Este puente emblemático se mandó construir en 1924 y fue inaugurado en 1927, con el objeto de unir las dos orillas del río, tanto a pie como en vehículos mecánicos y a motor.
En algún lado se puede leer que el expresidente de la
nación (1921-1926) y general José María Orellana lo mandó construir para comodidad de los vecinos de
su pueblo, El Jícaro. Pero lo cierto es que la obra tenía una misión más
importante, como era la de dar acceso al ferrocarril a la mercancía procedente
por carretera del norte las “verapaces”, fundamentalmente con destino a la
exportación por Puerto Barrios. El puente les permitió cruzar el río por la
zona de Las Champas y El Rancho.
Estas mercaderías eran embarcadas al tren en la estación
de El Jícaro. Eso generaba una actividad que, obviamente, beneficiaba a la economía de este
pueblo del valle medio del Motagua. En todo caso, cabe insistir en que el
Puente Orellana se concibió para ofrecer un servicio de ámbito nacional.
Hoy en día las Champas es un lugar de comercio y donde los viajeros pueden pasar a degustar comidas típicas, frutas o semillas secas, así como delicioso pan de la región, el Rancho es una de las comunidades de paso con mucha historia por ser punto de convergencia para el Nor Oriente de Guatemala ya que divide las carreteras del Caribe y de las verapaces.